Informe de la CGOM sobre economía; además algunas escrituras adicionales

Informe de la CGOM sobre economía; además algunas escrituras adicionales

COGwriter

Desde del Reino Unido, un afiliado a la COGM de James McBride me envió lo siguiente (se muestran extractos de dos artículos diferentes):

¿Qué es economía?

Muchas palabras pueden ser combinadas para hacer una nueva palabra. Los griegos hicieron esto juntado oikus, que significa casa, con nomous, que significa manejo. Esta palabra compuesta, oikonomos, literalmente significa “manejo de la casa” y es de donde nosotros obtuvimos la palabra “economía”, ella incluso suena similar.

Ahora un “manejador de la casa” ciertamente maneja las finanzas como en Lucas 16: 1 (administrador) y Romanos 16: 23 (recaudador). Pero, de manera más importante, las habilidades y cualidades del manejador de la casa (economista) incluyen fidelidad y sabiduría (Lucas 12: 42). Cualidades adicionales de un obispo, como el administrador, están listadas en Tito 1: 7-8). Ellas incluyen ser intachable, no arrogante, auto controlado, no bebedor, no pugnaz, no codicioso. Y, en el lado positivo, él debe ser, versículo 8, un amante de la hospitalidad, un amante de los hombres buenos, sobrio, justo, santo, temperado.

Finalmente, él debe tener motivación correcta –hacer las cosas correctas por las razones correctas (1 Corintios 9: 17). La palabra oikonomous, en este versículo, es extrañamente traducida “dispensación”. No obstante, el punto es, muchas personas hacen las cosas correctas por la razón equivocada, o las cosas equivocadas por la razón correcta. Su lógica puede ser clasificada sea como “el fin justifica los medios” o “los medios justifican el fin“.

Llevar en mente esta sabiduría es dado a y por el “administrador de la casas” y esa casa puede ser la Casa Blanca, la casa de Dios o su propia casa.

Impulsos y cómo impulsan ellos

Dinero o finanzas sólo representan el valor de las cosas tanto tangibles como intangibles. Los administradores de dinero sólo pueden cambiar valores de una cuenta a otra con la esperanza de ganar un provecho o, en el fiasco de hoy, evitar pérdidas. Cambiar dinero de una inversión a otra puede ser ventajoso –o puede no serlo. Sin consideración a eso, cambiar dólares no crea riqueza; ello la redistribuye. El dinero es sólo un medio de intercambio. Él representa el valor que nosotros ponemos al trabajo o al producto o productos.

Lo que impulsa los números de la economía hacia arriba o hacia abajo. Se requiere que nosotros trabajemos honesta y responsablemente con las cosas que nos han sido confiadas. Lucas 16: 11 informa: “Si por lo tanto no habéis sido fieles en las riquezas injustas, quien os confiará las verdaderas riquezas?” Esto a lude a una conexión entre la fidelidad y las riquezas (confiar en las riquezas). Ser digno de confianza es mostrar lealtad al amo o jefe y a las leyes y estándares éticos que él determina. si el siervo comercia sabiamente y justamente el hogar prosperará.

Ciertamente la industriosidad incrementa la riqueza pero tenga en cuenta que todos los materiales que nosotros tenemos todos los metales preciosos, el agua, la tierra, los combustibles, estaban allí desde el comienzo de la creación. Nosotros sólo podemos hacer aquellas cosas útiles descubriendo, minando, forjando, combinando o de cualquier otra manera añadiendo valor a ellas. Estos son los buenos “impulsadores” para nuestra economía.

Pero hay “impulsadores malos” en nuestra economía también. ¿Cómo afectan ellos nuestra prosperidad?

El divorcio, madres solteras, bienestar social, codicia, crimen, guerra y muchas otras cosas tienen un impacto negativo en el sistema monetario. Por ejemplo: El divorcio determina la necesidad de mantener dos casas y usualmente dos trabajos para mantener los hogares. Esto ejerce presión sobre la línea del desempleo, especialmente en áreas con alto desempleo. Es también muy obvio que las guerras son un extremo gasto en armamentos, bajas, y destrucción…

1 Timoteo 5: 8:

Pero si alguno no provee para sí mismo, y especialmente para los de su propia casa, ha negado la fe, y es peor que un infiel”. Déjeme parafrasear eso: Si un hombre no provee para su propia familia, él se ha convertido en menos confiable que un incrédulo.

Hay un incumplimiento de los deberes financieros y éticos/morales en descuidar las propias responsabilidades económicas de uno y, repitiendo a Lucas 16: 11 (parafraseado)…Si usted no puede ser digno de confianza en los injustos tiempos económicos de hoy, cómo puede Diios confiar en usted con las verdaderas riquezas mañana? La salud monetaria es meramente un reflejo de las cualidades de aquellas cosas que impulsan el motor económico; producción, honestidad, auto control, sobriedad, etc. Usted puede ajustar sus hábitos de gastar y ahorrar para acomodarlos al cambio climático económico. Ustedes, hombres y mujeres, pueden incluso tener que cambiar su economía, la forma en que ustedes manejan su casa, negocio, o sus hijos para ajustarse a la economía de Dios. Si sus habilidades de administración están en orden, los fundamentos financieros están seguros. Así que esforcémonos por poner nuestra casa económica en orden; las bendiciones financieras seguirán.

¿Es el dinero la raíz de todo mal?

Dinero –nosotros lo necesitamos. La acumulación de riqueza puede ser un beneficio positivo -todos nosotros necesitamos ahorrar para “un día lluvioso”. La Biblia lo incentiva. La recompensa de la tierra es un regalo divino para proveer recursos para la creciente prosperidad de la humanidad. El talento humano y la ingeniosidad pueden convertir la “tierra” –todo viene de allí– en un objeto de belleza, un artefacto práctico, comodidad. El trabajo justo merece justa recompensa.

Sin embargo “la economía” preocupa las mentes de humildes tesoreros, hombres de negocios, tenedores de préstamos, accionistas, usted y yo –y el Canciller del Tesoro. Un ejército de contadores vuela en enjambre por toda nación, probando cada hueco fiscal, cada paraíso fiscal. En toda nación fluye, como aguas residuales, una corriente de depuración de hombres y mujeres que pretende ganar por cualquier medio insignificante.

Todas las naciones, Grandes Negocios, gigantes de la industria, bancos, accionistas –incluso establecimientos de caridad– se esfuerzan en una cultura de fraude y tratos maliciosos…

Causa fundamental

A pesar de toda esta complejidad financiera la causa está cuidadosamente resumida en tres palabras: “Tu no codiciarás”. Ella podría también resumirse en las palabras de un escritor concerniente al área en la que nosotros ahora vivimos: “La gente es, en un sentido material, pobre. En términos de su estilo de vida, sin embargo, ellos están entre los super ricos del mundo”. O, escuche al apóstol Pablo: “Pero bondad con contentamiento es gran ganancia. Pues no hemos traído nada a este mundo, y es claro que nada nos llevaremos de él. Pero teniendo comida y vestido estemos satisfechos con esto.” (1 Timoteo 6: 6-8, Eclesiastés 5: 13-15). Traducido a los fríos climas del norte esto significa que nosotros deberíamos estar contentos con tener comida en nuestros vientres y un techo sobre nuestras cabezas.

El dinero en sí mismo, por supuesto, no es un problema. Es prudente –legalmente– incrementar nuestra riqueza, diligente y sabiamente explotar nuestros talentos y enfilar nuestros talentos hacia el beneficio. La riqueza legalmente ganada por nuestros esfuerzos, es un regalo de Dios –y ha de ser disfrutada en una forma correcta– para la familia, para propósitos caritativos, para el servicio a Dios. (ver Deuteronomio 8: 18, Eclesiastés 5: 19, Proverbios 13: 11, 22, Job 20: 10).

El artículo de la CGOM no menciona específicamente el diezmar, pero eso es parte de cómo Dios quiere que Su pueblo maneje sus propias finanzas.

En cuanto hace a la economía física, trabajar y producir bienes y servicios que benefician a otros es lo que hace que una economía funcione apropiadamente. El dinero se supone estar basado en la producción, pero en los tiempos modernos ha sido devaluado a menudo por la codicia gubernamental, la incompetencia, la corrupción, o los malos entendidos.

Pero el dinero no es la cosa más importante. Note también algunas de las prioridades y otras afirmaciones en la Biblia:

Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de haber el bien. (2 Tesalonicenses 3: 10-13)

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sin haceos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Mateo 6: 19-21)

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6: 24-33)

Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repóstate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. (Lucas 12: 15-21)

¡Vamos ahora ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. (Santiago 5: 1-4)

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y gloriso; (1 Pedro 1: 6-8)

Los problemas económicos en el mundo son debidos principalmente al pecado y a tratar de vivir en una forma que es opuesta al camino del dar. Pero en cuanto hace a las prioridades cristianas, los cristianos han de “buscar el reino de Dios” (Lucas 12: 31) y confiar en y obedecer a Dios y eso se ocupará de sus necesidades económicas personales (cf. Lucas 12: 22-34; Mateo 6: 24-34).

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