El Papa Francisco declara: “No tengan temor de la confesión!”

El Papa Francisco declara: “No tengan temor de la confesión!”

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Note algo relacionado con los comentarios del Papa en la última audiencia general de ayer:

El Papa a los fieles: ‘No tengan miedo de la confesión’

Reflexiones sobre el sacramento de la Penitencia durante la Audiencia General

Los sacramentos de la Penitencia y la Reconciliación […] fluyen directamente desde el misterio Pascual”, dijo él a los peregrinos que asistían a su audiencia general semanal en la plaza de San Pedro.

Apartándose de su declaración preparada, el Santo Padre habló sobre las reservas que uno podría tener para confesar sus pecados al sacerdote. “Alguno puede decir: ‘Yo me confieso sólo ante Dios’. Sí, usted puede decir a Dios: ‘Perdóname’, y decir sus pecados”, dijo él. “Pero nuestros pecados son también contra los hermanos, contra la Iglesia, y por esto es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote”.

El Santo Padre también dijo que algunos se sienten avergonzados de confesar sus pecados. Sin embargo, anotó él, sentir vergüenza por los pecados de uno es porque ello nos humilla a nosotros.

“No tengan temor de la Confesión!”, exclamó él. http://www.zenit.org/en/articles/pope-to-faithful-do-not-be-afraid-of-confession

Note que el titular dice que el Papa Francisco está hablando a los fieles. Presumiblemente eso es lo que se pretendía transmitir a aquellos que mantienen lo que Judas refirió como

3… la fe que ha sido dada una vez y por todas confiada al santo pueblo de Dios (Judas 3, Nueva Biblia de Jerusalén)

Yo trataré de apoyarme en traducciones de la Biblia aprobadas por los Católicos en este correo para demostrar si son grupos como la Iglesia de Roma o la Continuación de la Iglesia de Dios los que han guardado las prácticas de “la fe que fue una vez dada y para siempre confiada al santo pueblo de Dios” cuando se trata de la confesión.

La Bibia dice confesar los pecados, pero no dice que todo pecado sea directamente contra la iglesia. ¿Cómo ha sido entendida históricamente la confesión? ¿Cuál es la posición de la Biblia? ¿Qué dijeron realmente los primeros cristianos y aquellos que clamaban a Cristo? ¿Qué enseñó la antigua Iglesia de Dios Universal? ¿Cuándo desarrolló la Iglesia de Roma sus actuales prácticas?

Primero comencemos por leer un pasaje de la Biblia Douay-Rheims (una versión católica, abreviada aquí como DRB):

16 Confesad por lo tanto vuestros pecados unos a otros: Y orad unos por otros, para que podáis ser salvados. Pues la oración continua de un hombre justo vale mucho. (Santiago 5: 16, DRB)

Note que esto no era una orden para confesar los pecados al clérigo.

Para aquellos que prefieren una versión más moderna, lo siguiente es del mismo versículo de la Nueva Biblia de Jerusalén (una versión católica abreviada por tanto como NJB):

16 Así confesad vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para ser curados; la oración de todo corazón de alguien justo obra muy poderosamente. (Santiago 5: 16, NJB)

Ambas versiones enseñan la confesión de pecados a miembros laicos de la iglesia en oposición a la confesión auricular (esencialmente audible) a un sacerdote.

Aquí está la otra vez que la Biblia específicamente habla acerca de la confesión de pecados:

7 Pero si nosotros caminamos en la luz, como él también está en la luz, nosotros tenemos compañerismo con él, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia a nosotros del pecado. 8 Si nosotros decimos que nosotros no tenemos pecado, nosotros nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si nosotros confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo, para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad. 10 Si nosotros decimos que nosotros no hemos pecado, nosotros lo hacemos a él un mentiroso, y su palabra no está en nosotros. (1 Juan 1: 7-10, DRB)

Lo anterior dice que los cristianos han de confesar pecados, y que Jesús los perdonará a ellos. No hay discusión de penitencia aquí o en Santiago 5: 16.

De acuerdo a otras escrituras, Dios/Jesús de nuevo es a quien nosotros hemos de confesarnos:

11 Pues está escrito: Como yo vivo, dice el Señor, toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará a Dios. 12 Por lo tanto todos nosotros deberemos rendir cuenta a Dios por él mismo. (Romanos 14: 11-12, DRB)

1 Por lo tanto, hermanos santos, que compartimos la vocación celestial, consideremos al apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión, Jesús. (Hebreos 3: 1 DRB)

14 Teniendo por lo tanto un gran sumo sacerdote que ha entrado en los cielos, Jesús el Hijo de Dios: Agarremos con firmeza nuestra confesión. 15 Pues nosotros no tenemos un sumo sacerdote, que no pueda tener compasión de nuestras faltas: sino uno tentando en todas las cosas como lo somos nosotros, sin pecado. 16 Vamos por lo tanto con confianza al trono de la gracia: Para que nosotros podamos obtener misericordia, y encontrar gracia en la ayuda oportuna. (Hebreos 4: 14-16, DRB)

Note también lo siguiente:

18 Y muchos de ellos creyeron, vinieron confesando y declarando sus obras. 19 Y muchos de ellos que habían seguido curiosas artes, trajeron juntos sus libros, y los quemaron ante todos; y contando el precio de ellos, ellos encontraron que el dinero eran cincuenta mil piezas de plata. (Hechos 19: 18-19 DRB)

La gente de arriba aparentemente se arrepintió de sus pecados y destruyó ciertos libros malos, pero esto no era penitencia en el sentido en que la Iglesia de Roma ahora aboga.

Puesto que la Biblia tiene una opinión diferente de la que ahora tiene Roma, ¿Ha cambiado su posición la Iglesia de Roma? Bien, sí lo ha hecho.

Si bien la Iglesia de Roma a veces cita fuentes tempranas, se necesita entender que de acuerdo al santo católico y obispo Agustín, la confesión auricular a un sacerdote no ea la práctica en los siglos 4o./5o. –en su lugar él aconsejaba a la gente orar a Dios por el perdón:

15. Perdón de pecados. Ustedes tienen [este artículo del] Credo perfectamente en ustedes cuando ustedes reciben el Bautismo. Ninguno diga, yo he hecho este o aquel pecado: que tal vez no me sea perdonado. ¿Qué han hecho ustedes? ¿Cuán grande pecado han hecho ustedes? Nombre cualquier cosa ominosa que ustedes hayan cometido, pesada, horrible, que ustedes se estremecen incluso de pensar en ella: han hecho lo que ustedes querían: han ustedes matado a Cristo? No hay que esa acción otra peor, porque tampoco hay nada mejor que Cristo. Cuán temible cosa es matar a Cristo! Sin embargo los judíos lo mataron a Él, y muchos después de eso creyeron en Él y bebieron Su sangre: ellos son perdonados del pecado que ellos cometieron. Cuando ustedes han sido bautizados, mantienen una buena vida en los mandamientos de Dios, que ustedes puedan guardar su Bautismo incluso hasta el fin. Yo no les digo a ustedes que ustedes vivirán aquí sin pecado; pero ellos son veniales, sin los cuales no es esta vida. A causa de todos los pecados fue provisto el Bautismo; a causa de pecados leves, sin los cuales nosotros no podemos ser, fue provista la oración. Qué tiene la Oración? Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Una vez por todas nosotros hemos sido lavados en el Bautismo, todos los días nosotros somos lavados en la oración. Sólo, no cometan aquellas cosas por las cuales ustedes deben ser separados del cuerpo de Cristo: que esté lejos de ustedes! Pues aquellos a quienes ustedes han visto haciendo penitencia, han cometido cosas abominables, sea adulterios o algunos enormes crímenes: por estos ellos hacen penitencia. Porque si los suyos han sido pecados leves, para borrarlos esta diaria oración sería suficiente. (Agustín. Sermón a los catecúmenos sobre el Credo, capítulo 15. En: Diecisiete cortos tratados de San Agustín, Obispo de Hippo. Volumen 22 de Biblioteca de los padres de la Santa Iglesia Católica. J.H. Parker, 1847. Original de la Universidad de Harvard, digitalizado sept. 28. 2007, p. 575).

Y los cristianos reales oran a Dios por el perdón de sus pecados.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el “sacramento del perdón” fue cambiado en sus iglesias:

1447 Por centurias la forma concreta en la cual la Iglesia ha ejercido este poder recibido del Señor ha variado considerablemente.

Durante las primeras centurias la reconciliación de los cristianos que habían cometido pecados particularmente graves después de su Bautismo (por ejemplo, idolatría, asesinato, o adulterio) estuvo ligada a una muy rigurosa disciplina, de acuerdo a la cual los penitentes tenían que hacer penitencia pública por sus pecados, a menudo por años, antes de recibir reconciliación. A esta “orden de penitentes” (que concernía sólo a ciertos pecados graves), uno era sólo raramente admitido y en ciertas regiones sólo una vez en la vida. Durante la séptima centuria los misioneros Irlandeses, inspirados por la tradición monástica Oriental, llevaron a la Europa continental la práctica “privada” de la penitencia, que no requiere pública y prolongada realización de obras penitenciales antes de la reconciliación con la Iglesia. Desde este tiempo, el sacramento ha sido llevado a cabo en secreto entre el penitente y el presbítero. Esta nueva práctica consideraba la posibilidad de la repetición y así abría la vía a una frecuentación regular de este sacramento. Ella permitió que el perdón de los pecados graves y de los pecados veniales fuera integrada en una celebración sacramental. En sus líneas principales es la forma de penitencia que la Iglesia ha practicado hasta nuestros días. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1447. Imprimi Potest + Joseph Cardinal Ratzinger. Image Books por Doubleday, NY 2003).

Así, se requirió hasta el siglo 7o. para que la moderna práctica se desarrollara ampliamente.

Por supuesto, el arrepentimiento era enseñado para convertirse en un cristiano, y el reconocimiento de nuestros pecados a Dios es enseñado por los que quedan:

8 Si nosotros decimos, “nosotros no tenemos ningún pecado”, nosotros nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no tiene lugar en nosotros; 9 si nosotros reconocemos nuestros pecados, él es fiel y justo, así que él perdonará nuestros pecados y nos limpiará a nosotros de todo mal. (1 Juan 1: 9, NJB).

Y aunque la Biblia aboga por el arrepentimiento, la penitencia está por fuera de las Sagradas Escrituras como también de las primeras tradiciones de la verdadera Iglesia de Dios.

Y aunque algunos católicos creen que los pecados no pueden ser perdonados sin el “sacramento de la confesión”, este no es el caso. Y,como el catecismo admite (#1447) el actual “sacramento de la confesión” no era una práctica apostólica original.

Aunque algunas personas erróneamente creen que Dios no podría perdonarles a ellas y que ellas han cometido posiblemente el “pecado imperdonable”, aquellos que se sienten de esa forma más o menos puede asegurarse que ellos no lo han cometido –recuerde que la escritura enseña:

9 Si nosotros confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo, para perdonar nuestros pecados, y para limpiarnos de toda iniquidad. (1 Juan 1: 9, DRB).

Para más detalles acerca del “pecado imperdonable”, por favor vea el artículo ¿Qué es el pecado imperdonable?

La Enciclopedia Católica señala a Juan 20:23 como prueba de que la confesión auricular ha de hacerse a los presbíteros (La Enciclopedia Católica también señalaba a Mateo 1519, pero para más detalles sobre eso, por favor vea el artículo ¿Fue Pedro la Roca que recibió sola las Llaves del Reino?).

Aquí hay dos traducciones católicas de ello y de los dos versículos que lo preceden:

1 Él les dijo entonces a ellos de nuevo: La paz sea con ustedes. Como el Padre me la ha enviado a mí, yo también se las envío. 22 Cuando él había dicho esto, él sopló sobre ellos; y él les dijo a ellos: Reciban el Espíritu Santo. 23 Aquellos pecados que ustedes perdonen, ellos les son perdonados a ellos; y aquellos pecados que ustedes retengan, ellos les serán retenidos. (Juan 20: 21-23, DRB).

21 y el les dijo a ellos de nuevo, “la paz sea con ustedes”. “Como el Padre me la envió, yo se las envío a ustedes” 22 Después de decir esto él sopló sobre ellos y dijo: Reciban el Espíritu Santo. 23 Si ustedes perdonan los pecados de alguno, ellos son perdonados; si ustedes retienen los pecados de alguno, ellos son retenidos. (Juan 20: 21-23, NJB).

¿Cuál es el problema con lo anterior?

Bien, por primero, ningún líder temprano en la Iglesia de Dios o en la Iglesia Católica Greco-Romana creía que esto significara que los cristianos se supone que habrían de confesar cada uno de sus pecados a un presbítero quien prescribiría entonces una penitencia. Esto es claro desde la primera historia de la iglesia como también de lo que el actual Catecismo de la Iglesia Católica enseña.

Históricamente, aquí está como la Iglesia de Dios ha explicado Juan 20: 23:

Algunos tratan de usar Juan 20: 23 para probar que las personas en oficios eclesiásticos tienen el poder de perdonar pecados. Este versículo reza: “Si ustedes perdonan los pecados de alguno, ellos son perdonados; si ustedes retienen los pecados de alguno, ellos son retenidos” (Nueva Versión del Rey Jaime). Sin embargo, esto no significa que meramente los hombres puedan realmente perdonar pecados en un sentido espiritual. Sólo Dios puede perdonar pecados (Marcos 2: 7-10; Lucas 5: 21-24). Cristo habló estas palabras a Sus futuros apóstoles en el contexto de la autoridad de la Iglesia que Él les estaba dando a ellos (ver Juan 20: 21) –el poder para desasociar a aquellos que estuvieran en desacuerdo o herejes (ver 1 Corintios 5: 2 y Timoteo 1: 20) y traerlos de nuevo a la congregación bajo arrepentimiento (2 Cor. 2: 6-10). (Carta 032-0189, Confesión. Curso de Correspondencia Personal. WCG).

¿Por qué es correcta la posición de la antigua Iglesia de Dios Universal? Bien, además de las escrituras citadas, y del hecho de que la Iglesia tiene el derecho bíblico a “marcar” a los disidentes (Romanos 16: 17, DRB, KJV), la realidad es que esto es como los primeros que profesaban a Cristo parecieron entender la autoridad de la Iglesia de Dios, Y perdonar estaba relacionado con permitir a los marcados o desasociados que retornaran.

Note lo que el Obispo Ignacio escribió (comienzos del siglo segundo).

3…Pues como muchos son de Dios y de Jesucristo también están con el obispo. Y como muchos, en el ejercicio del arrepentimiento, retornarán a la unidad de la Iglesia, estos, también, pertenecerán a Dios, para que ellos puedan vivir de acuerdo a Jesucristo. (Ignacio. Carta a los Filadelfinos, capitulos 0,3. Traducido por Alexander Roberts y James Donaldson. De Padres Ante-Nicenos, vol. 1. Editado por Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. ((Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co., 1885.) Revised and edited for New Advent by Kevin Knight. http://www.newadvent.org/fathers/0108.htm

Esto es consistente con lo que los presbíteros de Roma escribieron (final del siglo primero):

Por lo tanto ustedes, que establecieron el fundamento de esta sedición, sométanse ustedes mismos a los presbíteros, y reciban corrección así como para arrepentirse, doblando las rodillas de sus corazones. (Carta a los Corintios (Clemente), capítulos 7, 52, 57. Traducido por John Keith. De Padres Ante-Nicenos, vol. 9. Editado por Allan Menzies. (Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co., 1896.) Revisedand edited for New Advent by Kevin Knight. <http://www.newadvent.org /fathers/1010.htm>)

Esa es la autoridad que ellos reclamaban respecto de perdonar a los disidentes.

Y eso es consistente con la posición de la Iglesia de Dios que la mayoría de los grupos que dicen tener vínculos con la antigua WGC, como la Continuación de la Iglesia de Dios, todavía enseñan.

Respecto de los presbíteros, La Enciclopedia Católica va más lejos para enseñar:

Presbítero Esta palabra (etimológicamente “anciano”, de presbyteros, presbyter) ha tomado el significado de “sacerdos”, del cual ningún sustantivo se ha formado en las lenguas modernas (Inglés, Francés, Alemán)…En este sentido, toda religión tiene sus presbíteros, que ejercen más o menos exaltadas funciones sacerdotales como intermediarios entre el hombre y la Divinidad (Boudinhon A. Transcribed by Robert B. Olson. Priest. The Catholic Encyclopedia, Volume XII. Copyright © 1911 by Robert Appleton Company. Online Edition Copyright © 2003 by K. Knight. Nihil Obstat, June 1, 1911. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York).

Sin embargo, note lo que la Biblia enseña:

5 Pues hay un Dios, y un mediador de Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús: (1 Timoteo 2: 5, DRB)

El único mediador en la religión cristiana se supone que ha de ser Jesucristo. Así, la opinión de ciertos eruditos católicos parece estar en conflicto con la escritura, puesto que la Biblia dice que el único mediador es Jesús, no algún presbítero o líder humano.

Es parcialmente a causa de esta incorrecta posición de “intermediario/mediador” que Roma tiene ahora presbíteros que escuchan confesiones privadas y dicen perdonar pecados.

La Biblia habla de confesar los pecados unos a otros, pero principalmente a Jesucristo. La Escritura no dice que haya que hacerlo a un presbítero, ni autoriza tampoco la Biblia lo que los católicos generalmente denominan “penitencia” por el pecado. La gente que desea verdaderamente ser fiel no debería temer confesar sus pecados a Dios, sino que debería temer aceptar cambios no bíblicos, tales como la confesión auricular, puesto que claramente no era parte de “la fe que ha sido dada una vez y para siempre confiada al santo pueblo de Dios”. La fe es lo que es mantenido y enseñado por los fieles en la Continuación de la Iglesia de Dios.

La confesión y el arrepentimiento fueron el tema de un reciente sermón de la Continuación de la Iglesia de Dios que está titulado Confesar a Dios y arrepentirse verdaderamente.

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